Colombia, así como Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela, hace parte de los países no vinculados al anexo 1 del Protocolo de Kyoto, aprobado el 16 de febrero del 2005, pero que contribuyen con los que sí están adheridos al mismo. Por estar en vía de desarrollo no se les fijo límite a corto plazo para la reducción de emisiones de los gases provocadores del calentamiento global, puesto que en comparación con los países industrializados no se considera que aporten muchos contaminantes.
El Protocolo de Kyoto estableció que países como Estados Unidos, Rusia, Canadá, Francia y Alemania tendrían que reducir al menos en un 55% sus emisiones de CO2 o hallar un mecanismo que les permitiese acatar adecuadamente lo convenido, y por ello se integran a la compra de certificados de reducción de carbono en los países no adheridos al anexo 1.
El mercado de carbono
“Lo que definimos como mercado de carbono es un conjunto flexible de transacciones en las que se intercambian emisiones de gases de invernadero. En lo que se refiere a precios no hay un sistema central para las transacciones de carbono y en consecuencia, es difícil comparar precios en todo el mercado”, afirmó Efraín Peña, consultor de la firma de abogados GM&A, especializada en consultorías para el diseño de proyectos MDL.
El mercado de carbono, que se constituye a finales del 2005 permite a los países industrializados, como se explicó antes, comprar certificados de reducción en emisiones de CO2 a las empresas de los países no-anexo 1, que se consideran con mayores facilidades para la implementación de MDL por su mismo nivel de desarrollo. Así, contribuyen a cumplir las metas establecidas en el Protocolo de Kioto con el fin de evitar más perjuicios originados por el calentamiento global.
Se crean entonces los fondos de carbono, que son los encargados de concebir, aprobar y financiar los proyectos propuestos por las empresas generadoras de MDL que luego se acreditarán ante la ONU para vender certificados de reducción en emisiones de carbono. Estos son comprados por los mismos fondos, que de este modo favorecen el cuidado medioambiental a nivel mundial.
El Protocolo de Kyoto estableció que países como Estados Unidos, Rusia, Canadá, Francia y Alemania tendrían que reducir al menos en un 55% sus emisiones de CO2 o hallar un mecanismo que les permitiese acatar adecuadamente lo convenido, y por ello se integran a la compra de certificados de reducción de carbono en los países no adheridos al anexo 1.
El mercado de carbono
“Lo que definimos como mercado de carbono es un conjunto flexible de transacciones en las que se intercambian emisiones de gases de invernadero. En lo que se refiere a precios no hay un sistema central para las transacciones de carbono y en consecuencia, es difícil comparar precios en todo el mercado”, afirmó Efraín Peña, consultor de la firma de abogados GM&A, especializada en consultorías para el diseño de proyectos MDL.
El mercado de carbono, que se constituye a finales del 2005 permite a los países industrializados, como se explicó antes, comprar certificados de reducción en emisiones de CO2 a las empresas de los países no-anexo 1, que se consideran con mayores facilidades para la implementación de MDL por su mismo nivel de desarrollo. Así, contribuyen a cumplir las metas establecidas en el Protocolo de Kioto con el fin de evitar más perjuicios originados por el calentamiento global.
Se crean entonces los fondos de carbono, que son los encargados de concebir, aprobar y financiar los proyectos propuestos por las empresas generadoras de MDL que luego se acreditarán ante la ONU para vender certificados de reducción en emisiones de carbono. Estos son comprados por los mismos fondos, que de este modo favorecen el cuidado medioambiental a nivel mundial.
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